INTERACCIÓN O CULTURA

 

INTERACCIÓN O CULTURA

25 AGOSTO 2021

M BAZDRESCH

La discusión acerca de convivencia: interacción o cultura vale, no tanto para escoger una u otra, sino para reunir los aportes de cada una, no obstante terminologías y puntos de partida diversos, y conversarlos.

Desde luego las personas entramos en contacto por medio de interacciones y llegamos a crear y sostener relaciones interpersonales complejas y fuertes. Y es evidente que lo hacemos con los medios culturales propios de nuestra cultura (lenguaje, modos de ser, de hacer y significados compartidos, etc.) y los acuerdos explícitos e implícitos cultivados y aceptados (saludos, trato, consideraciones, acuerdos implícitos, y más) todo lo cual configura nuestra experiencia. En suma, la interacción y su producto: las relaciones son clave en la convivencia. Y al mismo tiempo los medios que constituyen esa interacción y sostienen esas relaciones son proveídos por la cultura, y en cada cultura serán diversos. Por eso ni la interacción se da en un vacío cultural y tampoco las acciones sociales se dan en un vacío de interacciones y relaciones.

La pedagogía y sus dictados, aun los más obvios, son inútiles para crear una interacción que produzca relaciones entre las personas, si no se conduce a partir de “construir” la relación desde la interacción, cuyas “herramientas” son culturalmente creadas, usadas y sostenidas

Por ejemplo: Hoy un salón no lo es si no tiene pizarrón, si no es un cuarto, si no tiene “pupitres” o mesas y sillas, y un sitio para profesor. Eso viene de la cultura no de la interacción. Y “juega” en la convivencia. “pasar al pizarrón” puede ser una tortura (pa´ que aprendas a no molestar, chiquillo vago, expongo tu ignorancia ante todo el grupo) o un premio (voy al pizarrón y resuelvo lo que pide el profesor/a y exhibo mi ¿aprendizaje? ¿memoria? ¿atrevimiento?, acción que me distingue de la masa.) La interacción es entre humanos y también con lo no humano. Sin pizarrón la cultura sólo deja la voz, la actitud y el “de frente” te digo: vago o dedicado; a no ser que con base en “otra” cultura escolar la relación profesor/a con los estudiantes puede pasar a ser profesor – estudiante individuo, y lo que “llene” esa interacción no sea lo que la “pedagogía del control dicte” sino lo que la cultura informe sobre los frutos de una interacción personal para comunicar la valoración de los actos del estudiante. Y agréguese, calificaciones, lugares fijos en el salón, tiempos controlados para cada cosa, incluso para una “hora libre”, y lo demás que se use.

¿Y la gestión? ¿Dónde queda? En otro lado. La tradición de la gestión es la misma que la tradición pedagógica: Instrucciones mandan. El director o cualquier gestor tendrá instrucciones de la autoridad y si no tiene, las pregunta. Poco a poco se ha comprendido que la gestión es un campo especializado y en especial de las instituciones educativas. Poco a poco se ha comprendido que dirigir una escuela no es tema menor. Por eso sucede lo ya dicho para el aula. Autoritarismo o conversación para mantener el rumbo, con las claridades de las “nuevas y específicas” competencias para hacer la gestión. No entro en detalles aquí ya conocidos.

La interacción del gestor/a con profesores/as generará ciertas relaciones interpersonales y construirá o no cierta grupalidad necesaria para mantener el rumbo de la institución, Con todas la ventajas y desventajas de esa grupalidad el gestor ha de ser hábil para mantener una lógica que construya caminos y acepte diversidades. Es decir, se aparte del “instruccionismo” y acepte la interacción para construir una relación de gestión con participación de los miembros de la institución. Y evidente la cultura ayudará o estorbará ese propósito. Miembros acostumbrados a pedir y exigir instrucciones (y luego hacer lo que les parezca) y miembros capaces de aceptar una interacción donde se pueden arriesgar a ofrecer sus propuestas, defenderlas y moverlas con los aportes de otros. “El jefe no se equivoca y si lo hace, vuelve a mandar” máxima de una cultura de la gestión de hace años, hoy sigue presente en el mundo educativo. Y el interaccionismo, puede no moverla, a pesar de la creación de relaciones óptimas entre las personas.

¿Y los valores? Los valores están o no en las acciones, en la significación de la experiencia vivida y reflexionada. ¿Cuál es el valor aplicado a las acciones de control de un grupo de estudiantes “bravos”? ¿Hay ahí un valor pedagógico diferente a la autoridad es quien manda, corrige, castiga y exhibe? ¿Educa? ¿Hay aprendizaje de conocimientos? Los valores piden que se detecten en la interacción y las relaciones entre las personas dentro de la situación educativa, con base de la reflexión de las acciones concretas constitutivas de las relaciones y ejecutadas en la interacción. Desde luego hay situaciones donde tal proceso resulta imposible. Ahí entra la gestión: Reflexiónese a partir de la imposibilidad de hacer lo necesario para valorar lo realizado en las interacciones aparentemente vacías de valor. Los recursos de la cultura ayudarán en este trance.

Por ejemplo, en la mediación profesional se usa el diálogo no presencial mediante escritos que cada parte lee, estudia y responde. ¿No se puede eso en la institución educativa? Hoy no, pues la cultura dominante es autoritaria. Y, sin embargo, pueden adquirirse capacidades para avanzar en el propósito de obrar sin autoritarismo.

¿Cómo articular en la práctica interacción, relación social y constructos de la cultura para lograr una situación convivial duradera? Es probable que el terreno de lo socioemocional de las experiencias pueda contribuir. Apreciar, distinguir la ruta “arena social – grupalidad – emociones – sentimientos – razonamientos – decisiones – acciones – productos – reflexión – valoración” desde luego sin respeto a la linealidad con la cual se escribe, pueda ayudar a detectar la importancia de las características de la interacción y de las relaciones sociales derivadas, y pueda identificarse los usos de los supuestos culturales que se “engranan” en esa ruta, para facilitar la retro-mirada sobre el actuar y sus producciones. ¿Hay respeto, confianza, comunicación, escucha, colaboración en esa articulación?

Palabras y mentes están más articuladas en los actos de lo aceptado por la norma.

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