APRENDER A CONVIVIR

NOTA CONVIVIAL

M BAZDRESCH

13 SEPTIEMBRE 2021

Con la esperanza de aportar algo con brevedad.

Convivencia va más allá de un adjetivo calificativo de una situación, evento o tarea. En diversos acercamientos a la situación escolar hemos hecho la distinción entre convivencia y cultura de paz y resolver conflictos. También de educación para la ciudadanía y otros temas semejantes. Y desde luego nos apartamos de la mera supresión de la violencia.

Convivencia es un concepto con el cual tratamos de nombrar ese impulso esencial de los seres humanos hacia disfrutar, vivir la existencia con otros humanos, con la naturaleza y más… con nuestras personales modalidades de pensar y hacer. Este impulso esencial de lo humano de los humanos nos relaciona (reúne, junta, vincula, atrapa, libera, encuentra, separa…) con los demás humanos y lo no humano con los cuales nos encontramos. Esta relación puede humanizarnos (enriquecer nuestra humanidad) o no, según las notas que definen, en cada situación, esa relación de la cual no podemos prescindir, por leve que sea.

Las relaciones se gestan y construyen de innumerables modos. Algunos de éstos nos sorprenden o sorprenden a quien se relaciona con nosotros. Los efectos del acto – actos – relacionales son tales que, para otros, pueden ser amables o no, es decir afectan nuestros mejores sentimientos, o ninguno o los peores. La virtud de un intento de relación detectada o confundida por otro, otros, puede obtener una respuesta viciosa de la contraparte. Dicen que encontrarse de repente con un oso genera una situación en la cual el resultado o efecto – es quizá lo más incierto que un ser humano pueda vivir - en especial con la naturaleza no humana.

De tal modo que la convivencia conceptúa la vida de relación y sus innumerables modos, muchas veces correspondientes a una relación intencional otras a una relación- reactiva y otras más propias de una intención de no relación. Es así pues los estudios de la conducta, de la mente, del cerebro y de la intencionalidad muestran, cada uno por su lado, lo incierto, si se ven desde la alguna lógica y lo cierto de lo oculto del acto vehículo de las intenciones tanto aquella con la cual se inicia un contacto como la que responde a esa primera intención. Además, los estudios de la cultura muestran las formas que encarnan las intenciones y los límites tanto de las intenciones como de las formas de relación. Lo cual enriquece la incertidumbre a la vez que estructura los sucesos, actos, acciones y actividades.

Incierta y estructurante la intención y las relaciones humanas y no humanas que suscitan permiten revisar las consecuencias cuyo signo, positivo, neutro, negativo, suscitan aprobación, aceptación o desaprobación y rechazo. De ahí la confianza (y más) mutua entre quienes se relacionan con aceptación y certeza. Igual aparece la desconfianza (y más) si se suscita rechazo. En apretada síntesis aparece lo amoroso y la dominación entre los seres humanos en relación intencional, a la vez incierta y cierta.

La convivencia existencial imprescindible para los seres humanos, a la que alude la convivencia conceptual, desnuda intenciones y relaciones. La convivencia conceptual, que alude a la convivencia existencial, desnuda la incertidumbre y descubre lo estructurante cultural de las relaciones y sus intenciones.

Así, entre cultura y relaciones, intenciones e incertidumbres la mirada convivencial nos deja ver miserias y riquezas de la vida relacional de los seres humanos. Las primeras nos avisan de las necesarias correcciones para evitar daños irreparables en la historia de personas y sociedades poco conscientes del imperativo de la convivialidad humana. Las segundas nos avisan de nuevas posibilidades de reunir intenciones y relaciones ciertas, amorosas, y creativas, estructurantes de nuevos entornos conviviales.

 

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